Friday, July 28, 2006

Sanguipatas y Garrajuelas

Todo era terriblemente importante. Todo. Terriblemente. Comenzando por la elipse de la rueda que hacía el movimiento imposible. Imposible. Había acudido con el vecino en busca de ayuda. De todos conocido por llevar un taller de ruedas, el vecino contestó que ese no era el problema. El problema. Lo importante era notar que el mes terminaba y él seguía sin pagar la renta. Terrible. El problema. La familia no podía ayudarle por sufrir de similares deficiencias por el eclipsamiento rotatorio. Todos. Sin rueda. La hermana, por poner un caso, tenía problemas amorosos. El vecino del quince se había decidido por no hablar más con ella. Ni una palabra. Al ser interrogado, el quince contestó que todo se debía a la reciente lluvia de estrellas. Era tan extenuantemente hermosa que su capacidad amatoria se había consumido por completo. Lo que se dice un robo estelar. Por ese entonces los astrónomos sospecharon que algo similar podía suceder. Era posible. Reconociendo la existencia de un hoyo negro epistémico, se advirtió sobre las incalculables consecuencias de tan astronómico fenómeno. Incalculables. Veramente. Desde la caída prematura del cabello, hasta la invasión del Huauchinango en el mercado piscicultor mundial, todo estaba cubierto por la teoría. Particularmente por ese hoyo negro de la teoría. La Teoría. Llamaban la atención, principalmente, sobre la presencia de la Carbonaceus Chondrite en la más reciente exposición museográfica. Todo lo cual explicaba perfectamente el orígen de la vida. La vida. Vida que, por otra parte, se había vuelto tan insípida para nuestro amigo el quince. Misántropo por imposición natural, dedicaba su vida a encontrar meteoros en las aceras y dibujar galaxias en los patios. La gente no le entendía. La gente. Sobretodo la vecina del nueve con quien recuerda haber tenido una que otra comunicación. Una. Que. Otra. Su madre, la del quince, que no vivía en la vecindad, había decidido tomar cartas en el asunto. El asunto. Juntando fuerzas de flaqueza compró un kilogramo de mole en polvo y una docena de tortillas de maíz azul. Por la noche habría de cocinar deliciosas enchiladas para deguste personal. El deguste. Los vecinos por su parte, habían decidido tomar camino. Algunos trabajaban por las mañanas y otros por las tardes. Los demás o no trabajaban o eran sonámbulos (no se sabe por qué). Todos, inevitablemente, hacían una u otra cosa. Todos. Inevitable. Unos con hijos otros sin ellos. Todos preocupados por conseguir el huevo del día siguiente. El huevo. El parte policial fue contundente:

Todo era terriblemente el problema. Era posible que La Teoría del Carbonaceus Chondrite fuese El Hoyo Negro de La vida. La gente, al menos Una que Otra, preocupada por El Asunto vivía de lleno El deguste. Inevitable, pues, que Todos buscaran la rueda en un Huevo.