Tuesday, July 11, 2006

Incertidumbre eterna



El mundo entero de pronto parece estar de cabeza. O como diría Descartes, ya nadie puede siquiera estar seguro de que es uno mismo quien sueña, siente y escribe estas letras frente al fuego, con calcetas verdes y bata de baño.

En Polonia un hermano gemelo le da chamba de Primer Ministro al otro hermano. El exceso nepotista resulta tan insoportable que la mismísima embajada de Polonia en Berlín publica un artículo recriminando a su propio gobierno. Ahora resulta que las embajadas no son oficinas de representación sino distritos autónomos con autodeterminación. La embajada parece estar respaldada por la canciller Alemana, Merkel, quien parece tener más poder sobre el embajador polaco que el dúo dinámico. Todo es muy lindo. Después de todo, no es metafísicamente necesario que las embajadas representen a sus estados. De ahora en adelante quien crea que puede confiar en sus diplomáticos habrá cometido un acto de profunda arrogancia intelectual, tras no considerar el escenario escéptico que en Berlín se vive el día de hoy. Tan alemán es el cuadro que el diario "Der Spiegel" lo ha denominado la guerra de las papas, o como dicen por aquí "Der Kartoffelkrieg".

Por otra parte, se ha dicho que en México hay vencedor. Los votos, contados o no, no han servido de mucho. Impugnaciones, afirmaciones, insultos, videos y demás. Todos han sacado sus ropitas al sol. Pero nadie, nadie, sabe nada. Todos están como si fuera la estancia de Descartes. Y de aquí hasta Septiembre, todos en suspenso. Después de todo, quién dijo que las elecciones se acababan cuando los votantes elegían. Esto ya había sucedido, por ahí del 2002, con los EE. UU. Quien crea de ahora en adelante que las elecciones y campañas se terminan el día de las votaciones caerá, como los gemelos polacos, en un exceso de arrogancia injustificada. Todos, por ahora, tendrán que considerar la posibilidad del escenario escéptico en donde los muertos votan, los extranjeros eligen y los cancilleres de otros locales aplauden sin terminar las contiendas. Tan hollywoodesco está el cuadro que habría que llamarlo la batalla de las realidades, o "Reality battles" como dicen por ahí.

Finalmente, para cerrar con broche de oro, nos queda la incertidumbre del mundial. Todo el mundo celebró, recriminó o desatendió la supuesta victoria de Italia en el juego final acontecido en Berlín el pasado Domingo. Digo "supuesta" porque nada está del todo claro. Algunos cerebros pensantes (a diferencia de Eduardo Brizio en su columna del Universal) se pusieron a pensar que la conducta de Zidane, que le mereció una roja y la consecuente pérdida de su equipo, pudo haber tenido alguna causa. Pocos piensan ahora que el genio Francés simplemente sufre de espamos de carnero y que suele desempolvarse con los italianos. Dos o tres investigaciones se han hecho para determinar qué fue lo que Materazzi (la supuesta víctima italiana) dijo a Zizou. Tres distintos resultados: los brasileños dicen que tildó de prostituta a la hermana de Zidane. El BBC de la mañana dijo que tildó a Zidane de terrorista islámico; y el BBC de la tarde afirmó que el azurro le deseó una mala muerte a la madre de Zidane quien se encuentra hopitalizada. El Spiegel alemán afirma que el defensa italiano cerró su plétora de laudas con el clásico Bafanculo. Cabe recordar que Zidane habla (o al menos seguro que entiende) italiano ya que jugó varios años para la Juventus.

En todo caso lo importante es que la FIFA hoy día está comprometida a evitar éste tipo de actitudes y principalmente todo tipo de ofensas raciales. Además, una organización (con ubicación en Francia) dedicada a combatir al racismo decidió presionar a la FIFA para que aclare el malentendido. Lo mejor de todo es que los nuevos reglamentos de la FIFA establecen que el equipo de todo aquél jugador que insulte racialmente a un jugador de un equipo contrario perderá de inmediato los tres puntos a disputar o, en caso de no haber puntos, quedará descalificado de la competencia. De manera que, de comprobarse que el defensa italiano ha insultado racialmente a Zidane, la escuadra azurri CON TODA JUSTICIA perderá su tan cacareado tetracampeonato tras quedar descalificada por la xenofobia (un tanto estúpida) de su, hasta ahora heróico, Materazzi. Supongo que esto resultará en la coronación francófona y con ella la de Zidane quien de tal manera habrá culminado una gran carrera futbolística cerrando con broche de oro al darle un tope de carnero al racismo.

A este escenario escéptico no sé muy bien cómo llamarlo. Pero lo que sí queda claro es que, de ahora en adelante quien crea que por haber ganado un partido en el tiempo regular ha vencido caerá en un acto de profunda arrogancia... La historia sigue en pie y uno nunca sabé hacia dónde irá a dar sus vueltas.

Tal vez quepa esperar, siguiendo los colores de la Forza, que una fortuna similar caiga sobre los azules mexicanos. Y que las elecciones no se acaben hasta que se acaben, o hasta que San Juan baje el dedo.