Hay, también, otras razones para escribir: la necesidad de dar salida a esta rabia por corregir estupideces. Me explico:
Llevo cuatro años tratando de entender el lenguaje natural y su relación con el aparato cognitivo humano. No diré más. La oración misma ya parece suficientement aburrida. Después de cuatro años me sentí suficientemente bien educado para buscar delimitar otras disciplinas que presuponen y aplican explicaciones sobre el lenguaje y la mente: e.g., metaética. Todo este semestre me he dedicado a entender esa disciplina inventada por Moore y tan, pero tan, y tan manoseada.
Los resultados han sido interesantes. La metaética comienza con una petición de principio (de Moore) y un cerro de reacciones ante ésta. El problema, según veo, ha sido sociológico. Como muy pocos se atrevieron a decirle al aristócrata Moore que sus ideas eran, como dicen en mi barrio, un "mamarracho", los más se dedicaron a seguirle, aplaudirle, empujarle, encomiarle y alimentarle. El resultado: una disciplina que en principio tiene sentido se ha convertido en una discusión de vecindad. ¿De qué otra manera puede uno entender, si no, que el centro de la discusión descanse meramente en si uno entiende una pregunta 'X es F, pero, es bueno?' y la encuentra abierta, por responder, o algo así? ¿Cómo es posible que lo que encuentren algunos despistados (i.e., filósofos) al sentarse en su silla y pensar la pregunta sea suficiente para generar una larga tradición, publicar libros, dar cátedras, conseguir empleo? Es increíble pero cierto.
Para dar una idea de lo ridículo que es todo esto considérese la posibilidad de iniciar una nueva disciplina: la metaquímica. Para dar lugar a tan interesante discusión basta con plantearse la siguiente pregunta: 'H2O es una molécula, pero acaso es una entidad química?'. Quienes la encuentren interesante, sin responder, podrán iniciar la siguiente tradición: la de los antinaturalistas. De acuerdo con esta tradición, esa pregunta siempre estará abierta, lo cual es señal inequívoca de que ser una entidad química es una propiedad sui generis e irreducible de las cosas. Quienes encuentren la pregunta cerrada tendrán a bien llamarse naturalistas y simplemente se definirán por negar lo que sus oponentes afirmen. No hay más argumentos, eso es lo desastroso, para justificar el uso de la mentada preguntita.
Esto, evidentemente, es un mamarracho. Es terriblemente frustrante imaginar que una discusión tan gigante se haya construído a partir de argumentos tan increíblemente ridículos. De pronto siento, más bien, sé, que no hay seriedad entre algunos filósofos. Lo único bueno de todo esto es que le ofrece a uno razones para seguir pisando: es realmente insoportable imaginar que estos argumentos ocupen un lugar central en la discusión filosófica contemporánea.