Monday, October 12, 2009

Confesiones: Cara

(sigue)

Ser el afán de una familia mediana que apenas alcanzó a ser clase media, cubierta por interminables deudas y repleta de sueños irrealizados no es cosa fácil. Más pronto que tarde, el quehacer me llevó a las distancias. Horas y horas de vuelo, meses aquí, meses allá. Más horas de vuelo. Más dolor en las rodillas. Más aduanas, más hijos de puta, por todos lados los hijos de puta. Solo casi siempre. Al comienzo. Y tantas horas de vuelo comenzaron a cubrir más afanes: los viajes irrealizables de la familia. De pronto no había vuelta atrás. Encarnaba los proyectos de mi padre, los sueños de mi madre, la admiración de mi hermana. No es cosa fácil, cuando de pronto, allá a la distancia, guarda uno un secreto grupo de fanáticos. No es cosa fácil, cuando uno tiene que luchar contra sí mismo por alimentar ese fanatismo, ese afán, esos sueños. Es más bien duro y un tanto mezquino. Es más bien doloroso, poco placentero. Es más bien como hacer lo que uno quiere por el querer de alguien más.

(continúa)