Tuesday, February 09, 2016

Anteperiodismo

Llevo unos días pensando sobre una supuesta labor periodística que tanto se extraña en estos lares. De pronto me encuentro motivado para hacer periodismo del periodismo. Criticarlo. Amarrarlo. Sacudirlo. Pero antes de poder siquiera decir algo, me encuentro con la difícil tarea de identificar mi objetivo.

Las definiciones de diccionario describen al periodismo como una actividad asociada a la "captación de información". Alguna que otra habla de la "formación de opinión". Esto por el lado de la teoría. Por el lado de la práctica pareciera más bien que el periodismo se limita a la "mediación de información carente de opinión". Las fuentes de información están imposiblemente lejos de los periodistas. Cada persona con acceso a internet se ha convertido en fuente plenipotenciaria (y receptora eterna) de información. Eliminadas las fuentes exclusivas, el acceso privilegiado y el conocimiento anticipado de la información, al periodista le queda poco más que esa extraña labor de "formación" de opinión.

No es claro cómo la gente forma su opinión. Es difícil imaginar los intrincados procesos psicológicos, conceptuales y emocionales que dan lugar a una postura, una creencia o una de esas cosas que (místicamente) llamamos "visión de las cosas". Lo cierto es que ese estado mental complejo que llamamos "opinión" no es producto de formación alguna. Surge entre las personas como el musgo entre las grietas del pavimento. Los humanos necesitamos opiniones tanto como el musgo necesita  humedad, calor y protección.

No podemos andar sin creencias. Por eso mismo, no podemos andar por el mundo pensando qué debemos creer y opinar. Sería muy cansado y, sobre todo, innecesario. Comúnmente nos encontramos teniendo opiniones y creencias sin saber bien a bien de dónde vienen y a dónde van. Comúnmente esos que llamamos "formadores de opinión" son poco más que confirmadores de opinión. No buscamos periodistas para descubrir qué debemos creer, sino para confirmar lo que ya creemos.

Así vista, la tarea periodística es aún más acotada y pasiva. Sólo queda esperar a que lleguen los creyentes en busca de apoyo que sacie su inseguridad, como se espera en un restaurante a que lleguen los comensales en busca de alimento para saciar su hambre (deseo, antojo u lo que sea).

Sería más interesante hacer exactamente lo contrario, convertirse en una fuente de desconfirmación y cuestionamiento de opiniones. Tenemos demasiadas respuestas ya. Nos hacen falta más preguntas.