Los hechos son deseos irreparables.
Cada nueve de Enero celebrábamos juntos. Hoy es el cumpleaños de mi madre. Cada año me recibe con sorpresas. Hace un año desperté ante un mar rojo en la Riviera Maya. Hoy ante un cielo azul, limpio, en Ann Arbor. Ha sido un día hermoso, brillante, cálido. Y trágico.
Me encuentro deseando encontrarlos. Peor aún. Encuentro, después de pensar y caminarlo un poco, que deseo no desear encontrarlos. Deseo no desear, sí; pero no quiero no quererlos más.
Quisiera recibir algún mensaje de su parte. Un aplauso. Quisiera no querer recibirlo. Y no por eso dejar de buscarlos.
Hoy, más que antes, lo descubro.
Los hechos son deseos irreparables. Todo lo demás son eventos.