Los mexicanos vivimos colonizados, desde fuera y desde dentro. La representación que tenemos de nosotros mismos es la de un adolescente inseguro en constante búsqueda de aprobación adulta. El adolescente somos todos. El padre son los demás. Los de afuera. Europa y Estados Unidos principalmente. Sudamérica, el eterno hermano.
Esta inmadurez se evidencia principalmente en la vida intelectual, moral y política mexicana. Organizamos talleres académicos en donde el 80% de los invitados son anglosajones o europeos occidentales. Entre más reconocidos los extranjeros, paradójicamente, más satisfechos nos sentimos con nosotros mismos. Como si tener invitados anglosajones renombrados sea una muestra de éxito personal mexicano. Triste y naturalmente, nuestros alumnos han aprendido a hacer lo mismo. Estamos convencidos de que sólo ellos, los europeos y anglosajones, pueden pensar y hacer cosas interesantes. Y con el paso del tiempo nos encargamos de que así sea.
Lo mismo pensamos moral y políticamente. Alemania está construida sobre la potencia de empresas nazis como VW, Audi, Siemens, BMW y hasta Hugo Boss. España está saturada de corrupción institucional, desde la casa real hasta los equipos de futbol. Francia trata a los seres humanos como reses y se "limpia" de gitanos cada tanto. Italia es la capital occidental de la mafia y no logra deshacerse de un magnate pedófilo asociado a la trata de blancas. Suiza guarda el dinero "limpio" del narcotráfico, la trata de blancas y la venta ilegal de armas de todo el planeta. Pero nosotros, los mexicanos seguimos siendo, a nuestros ojos, la peor escoria del planeta.
El cartel de Juárez financia al oficialismo y el de Sinaloa a la oposición. Sabemos que la inmensa mayoría de ese dinero viene de otros países. Países en donde los narcos son suficientemente astutos para librar impresionantes barreras morales y políticas sin sobornar ni corromper a nadie, porque allá, en la metrópoli, todo es decencia y rectitud. En Estados Unidos la cocaína les llega por dron o por tuberías. No hay asesinatos, ni venta ilegal de armas, ni policía corrupta. El servicio es limpio y gratuito. En europa la heroína aparece al pie de puerta de los consumidores. La policía sigue buscando sin atinar, mera mala suerte. Allá nadie se enriquece con la muerte, la adicción y la enfermedad de los otros. Pura decencia y rectitud, como dije. Estamos convencidos de que sólo ellos, los europeos y anglosajones, pueden pensar y hacer cosas limpias, decentes, rectas.
Y cada tanto volteamos al sur, como para obtener un reflejo que confirme nuestra infantil imagen. Y, como toda concepción enferma de uno mismo, la representación se confirma. El otrora incuestionable lider democrático de los trabajadores brasileños, y sudamericanos en general, hace hasta lo imposible por conseguirse un fuero que le proteja del abandono judicial al que lo llevó su codicia. Su voracidad fue tal que se llevó consigo a sus amigos sudamericanos: el peruano, el boliviano y la argentina entre otros. El recular cobarde de Lula no hace sino recordarnos al mexicano Calderón que hizo todo lo que pudo por proteger a su antecesor Zedillo para evitar que la justicia estadounidense lo juzgara por genocida. El fraude fiscal por 8 mil millones de Cristóbal López, con la venia de Cristina Fernández, no hace sino recordarnos a las condonaciones de deuda fiscal del gobierno federal al pobre y tambaleante Grupo Televisa, que tan necesitado está de un rescate.
Cada tanto miramos al sur y vemos lo mismo que en casa. Somos lo mismo. Pensamos los mexicanos que somos una sociedad esencialmente corrupa e indecente. Pero se nos olvida que en mirar al Norte y a Occidente nada cambia. Y nada cambiará. Porque no somos distintos moral, política o intelectualmente. Tan sólo somos más infantiles, más inseguros, más adolescentes.
Wednesday, March 16, 2016
Tuesday, March 15, 2016
El cuarto de baño
Nunca había tenido la oportunidad de contar con un cuarto de baño personal, no compartido. Por ende, no tenía la menor idea del espacio de posibilidades que esto genera. Aquí y allá escuché comentarios al respecto, siempre crípticos y nunca desarrollados (menos aún discutidos). No entendía, por ejemplo, por qué las personas insistían en tener revistas, periódicos y hasta libros, en sus baños. De hecho, no creo haber usado antes la diplomática frase "cuarto de baño". Siempre me pareció, hasta hoy, que era excesiva. "Al baño se va" pensaba yo "a nada más que mear o cagar" (y lavarse manos, por supuesto). Ir al baño fue (y es, en baños que no son cuartos de baño) cosa de unos momentos. Ir, servirse e irse. No hay necesidad de nada más, porque no hay otra necesidad. ¿De qué sirve un puesto de revistas/periódicos/libros si el baño no es el estudio, ni la sala, mucho menos una plaza, un parque o una biblioteca?
Pero, como decía, recientemente me he encontrado ante una distribución distinta de los espacios en este mundo. Hoy día la historia me favorece con un cuarto de baño propio. Se trata de una región espaciotemporal para mi desconocida. No es un espacio personal, íntimo, de introspección. Nada más opuesto a su naturaleza. Para eso está el estudio o la computadora y también, por supuesto, el dormitorio.
El cuarto de baño no parece ser un espacio de incremento del yo, sino más bien un espacio de disolución del mismo. Uno va felizmente a lo que va y de paso se deshace de muchas cosas más, entre ellas muchas angustias, obsesiones, envidias, celos y rechazos. La diferencia entre el baño y el cuarto de baño parece radicar justamente en el hecho de que el segundo, y no el primero, permite llevar el placer de la deposición a los niveles más significativos y freudianos. De ahí que quien se descubre gozando de un cuarto de baño propio puede dar fe de la paz y tranquilidad que ahí se originan.
El cuarto de baño es un obsequio temporal sin restricciones, puesto a nuestra disposición para hacer más que sólo ir al baño, nos permite estar en una fase avanzada de evolución de la líbido que vuelve a sus origines infantiles desde niveles conceptuales superiores. El cuarto de baño está hecho para deshacerse del producto de nuestra digestión mental. Habría que preguntarse si no es ahí donde mejor se piensa en virtud de que es ahí donde uno mejor se siente. Cabría imaginar una corte suprema tomando decisiónes en reunión a distancia, cada quien desde su propio cuarto de baño. La justicia, el equilibrio, la veracidad y el rigor de las decisiones tomadas desde el cuarto de baño difícilmente tendrían parangón.
Lástima que uno deba salir del cuarto de baño tan sólo para recoger los tabúes que pacientemente esperan en el umbral.
Pero, como decía, recientemente me he encontrado ante una distribución distinta de los espacios en este mundo. Hoy día la historia me favorece con un cuarto de baño propio. Se trata de una región espaciotemporal para mi desconocida. No es un espacio personal, íntimo, de introspección. Nada más opuesto a su naturaleza. Para eso está el estudio o la computadora y también, por supuesto, el dormitorio.
El cuarto de baño no parece ser un espacio de incremento del yo, sino más bien un espacio de disolución del mismo. Uno va felizmente a lo que va y de paso se deshace de muchas cosas más, entre ellas muchas angustias, obsesiones, envidias, celos y rechazos. La diferencia entre el baño y el cuarto de baño parece radicar justamente en el hecho de que el segundo, y no el primero, permite llevar el placer de la deposición a los niveles más significativos y freudianos. De ahí que quien se descubre gozando de un cuarto de baño propio puede dar fe de la paz y tranquilidad que ahí se originan.
El cuarto de baño es un obsequio temporal sin restricciones, puesto a nuestra disposición para hacer más que sólo ir al baño, nos permite estar en una fase avanzada de evolución de la líbido que vuelve a sus origines infantiles desde niveles conceptuales superiores. El cuarto de baño está hecho para deshacerse del producto de nuestra digestión mental. Habría que preguntarse si no es ahí donde mejor se piensa en virtud de que es ahí donde uno mejor se siente. Cabría imaginar una corte suprema tomando decisiónes en reunión a distancia, cada quien desde su propio cuarto de baño. La justicia, el equilibrio, la veracidad y el rigor de las decisiones tomadas desde el cuarto de baño difícilmente tendrían parangón.
Lástima que uno deba salir del cuarto de baño tan sólo para recoger los tabúes que pacientemente esperan en el umbral.
Saturday, March 05, 2016
¿Miedo a Trump?
Es el tema del momento. En todas partes. Realmente, en todo el mundo. Se discute en México, Madrid, Estados Unidos y Buenos Aires. Los mexicanos, enfocados por su discurso, parecen sentirlo más hondo. El tema es Trump. El magnate norteamericano que insiste en expresar opiniones amarrillistas de corte racista, sexista e intolerante, que ha logrado generar expectativa y temor sobre el futuro del país más importante del orbe y, por ende, del orbe.
La gente se preocupa por lo que pasará si el tal Trump es elegido presidente de los Estados Unidos de América. ¿Habrá muro fronterizo? ¿Los mexicanos, salvadoreños, nicaragüenses, guatemaltecos y demás migrantes, serán abiertamente asesinados en su intento por llegar a la tierra prometida? ¿La tierra prometida seguirá siendo prometida? ¿La CIA incrementará su vigilancia mundial? ¿El racismo se apoderará del triste país que lo instaure?
Especulación tras especulación. No podemos responder a estas preguntas. Por más informados que estemos, no habrá respuestas. Qué suceda cuando Trump sea presidente dependerá de muchos factores incalculables. Dependerá, por ejemplo, de las creencias y deseos de Trump cuando sea presidente (si lo llega a ser). Y estas dependerán de la situación mundial y local, incluyendo el empleo, las guerras, el petróleo, la cotización del dolar, la insatisfacción social, la insatisfacción partidaria y la distribución política del congreso norteamericano, entre muchos otros factores. Sea como sea, al igual que Obama, Trump sería un individuo con un poder bastante acotado. Obama lleva casi ocho años cerrando Guantánamo... ¿lo logrará? Trump podría pasar ocho años construyendo el muro.
¿Por qué nos preocupa un megalómano multimillonario de escaza imaginación? ¿Realmente es preocupante que sea presidente? Me temo que no. Lo preocupante no es la presidencialidad de Trump. Lo preocupante no es Trump. El tema no es Trump. Lo realmente preocupante, lo que debería ocupar nuestra imaginación y nuestro discurso, es la sociedad norteamericana en su totalidad. Se trata de una sociedad que no sólo está dividida racialmente sino que tiene una (o varias) separaciones aún más profundas. Se trata de una sociedad en la que la división urbe / campo suele corresponder a la división comodidad financiera / endeudamiento, la división educación / ignorancia, la división acceso a la salud / abandono, la división alimentación saludable / obesidad y diabétes, la división propietario / situación de calle y, sobre todo, la división entre los cómodos que no entienden a los intolerantes y la gente jodida (de todos los grupos étnicos) que acumula cada vez más ira y rabia.
El tema es lo profundamente enferma que está la sociedad norteamericana, toda ella. Desde el vagabundo más jodido hasta el banquero más rico, pasando por los trabajadores, los oficinistas, los artistas y los académicos más renombrados. El éxito político de Trump no debe ser el centro de nuestra preocupación porque no es está ahí la enfermedad. El affair Trump no es sino un síntoma, frío y delatador, de una sociedad que se va pudriendo cada vez más. Ese problema no se resolverá descabezando a Trump. De nada servirá que pierda las elecciones. Se irá Trump y surgirá alguien más. Así como se irá el Chapo (si se va) para dar lugar al alguien más. La podredumbre norteamericana se encargará de ello. No tengamos dudas. Eso, una sociedad entera, con cientos de millones de miembros contagiados, da pavor.
Que nadie se quede tranquilo. La enfermedad no lleva el sello exclusivo angloamericano. La misma descomposición ha permitido y fomentado la industrialización del narcotráfico en México y en todo el mundo. Lo mismo sucede en Madrid que en Buenos Aires. Formamos grupos escindidos, con una capacidad de indiferencia solamente comparable con el odio que suscita. No tengamos miedo a Trump. Tengamos miedo a nosotros mismos. De ahí viene Trump.
La gente se preocupa por lo que pasará si el tal Trump es elegido presidente de los Estados Unidos de América. ¿Habrá muro fronterizo? ¿Los mexicanos, salvadoreños, nicaragüenses, guatemaltecos y demás migrantes, serán abiertamente asesinados en su intento por llegar a la tierra prometida? ¿La tierra prometida seguirá siendo prometida? ¿La CIA incrementará su vigilancia mundial? ¿El racismo se apoderará del triste país que lo instaure?
Especulación tras especulación. No podemos responder a estas preguntas. Por más informados que estemos, no habrá respuestas. Qué suceda cuando Trump sea presidente dependerá de muchos factores incalculables. Dependerá, por ejemplo, de las creencias y deseos de Trump cuando sea presidente (si lo llega a ser). Y estas dependerán de la situación mundial y local, incluyendo el empleo, las guerras, el petróleo, la cotización del dolar, la insatisfacción social, la insatisfacción partidaria y la distribución política del congreso norteamericano, entre muchos otros factores. Sea como sea, al igual que Obama, Trump sería un individuo con un poder bastante acotado. Obama lleva casi ocho años cerrando Guantánamo... ¿lo logrará? Trump podría pasar ocho años construyendo el muro.
¿Por qué nos preocupa un megalómano multimillonario de escaza imaginación? ¿Realmente es preocupante que sea presidente? Me temo que no. Lo preocupante no es la presidencialidad de Trump. Lo preocupante no es Trump. El tema no es Trump. Lo realmente preocupante, lo que debería ocupar nuestra imaginación y nuestro discurso, es la sociedad norteamericana en su totalidad. Se trata de una sociedad que no sólo está dividida racialmente sino que tiene una (o varias) separaciones aún más profundas. Se trata de una sociedad en la que la división urbe / campo suele corresponder a la división comodidad financiera / endeudamiento, la división educación / ignorancia, la división acceso a la salud / abandono, la división alimentación saludable / obesidad y diabétes, la división propietario / situación de calle y, sobre todo, la división entre los cómodos que no entienden a los intolerantes y la gente jodida (de todos los grupos étnicos) que acumula cada vez más ira y rabia.
El tema es lo profundamente enferma que está la sociedad norteamericana, toda ella. Desde el vagabundo más jodido hasta el banquero más rico, pasando por los trabajadores, los oficinistas, los artistas y los académicos más renombrados. El éxito político de Trump no debe ser el centro de nuestra preocupación porque no es está ahí la enfermedad. El affair Trump no es sino un síntoma, frío y delatador, de una sociedad que se va pudriendo cada vez más. Ese problema no se resolverá descabezando a Trump. De nada servirá que pierda las elecciones. Se irá Trump y surgirá alguien más. Así como se irá el Chapo (si se va) para dar lugar al alguien más. La podredumbre norteamericana se encargará de ello. No tengamos dudas. Eso, una sociedad entera, con cientos de millones de miembros contagiados, da pavor.
Que nadie se quede tranquilo. La enfermedad no lleva el sello exclusivo angloamericano. La misma descomposición ha permitido y fomentado la industrialización del narcotráfico en México y en todo el mundo. Lo mismo sucede en Madrid que en Buenos Aires. Formamos grupos escindidos, con una capacidad de indiferencia solamente comparable con el odio que suscita. No tengamos miedo a Trump. Tengamos miedo a nosotros mismos. De ahí viene Trump.
Tuesday, March 01, 2016
En todos lados se cuecen habas
El 18 de julio de 1994 la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) sufrió un ataque terrorista con coche bomba. El saldo fue de 85 muertos y 300 heridos. Por mucho tiempo no se supo nada. Doce años después del ataque, en 2006, se lanzan pedidos de captura de seis personas, entre las cuales se encuentran miembros de Hezbollah, jefes de inteligencia iraní, ex-diplomáticos iraníes en Argentina y hasta miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán. Diez años después de ese pedido de captura, sigue sin saberse nada. No hay detenidos. En 2004 comienza una investigación, a cargo del Fiscal Alberto Nisman, por sospechas de encubrimiento desde el estado argentino y a favor de los culpables.
En 2012 dos de los acusados salieron a la luz pública como candidatos presidenciales de Irán. Nadie los detiene. En 2013 el estado argentino, encabezado por Cristina F. de K., firma un acuerdo con Irán. La investigación de encubrimiento continua. Hacia 2015, tras once años de investigación, Nisman decide presentar una denuncia por encubrimiento contra altos miembros del estado argentino, entre ellos la cabeza del estado. Se conoce la noticia de la denuncia de Nisman los primeros días de enero. Se le cita a declaración ante el congreso la semana del 19 al 23 de enero de 2015. El 18 de enero amanece asesinado en el baño de su casa.
Comienza la investigación de la muerte de Nisman. El estado se encarga de destruir la imagen del fiscal. Se habla de lavado de dinero, evasión fiscal y otras glorias. No se habla del encubrimiento del estado. Tampoco se habla mucho del mal manejo de la escena del crimen. La fiscal encargada del asesinato de Nisman, Viviana Fein, está convencida de que Nisman se suicidó. La causa no toma otro camino. Antonio "Jaime" Stiuso, jefe de la agencia de inteligencia y espionaje de la Argentina hasta diciembre de 2014, declara ante la fiscal Fein a solas, nunca ante periodistas. Poco tiempo después se "auto" exilia en Estados Unidos por temor a que él o su familia sean asesinados. La fiscal sale a decir que Stiuso no dijo nada, sólo que no contestó las llamadas de Nisman días antes de su muerte.
Desde esa declaración a la fecha pasaron muchas cosas en la Argentina. Cristina y su grupo político salieron del gobierno. La jueza encargada de la causa de Nisman decidió al fin quitarle la causa a la fiscal Fein, quien seguía creyendo en el suicidio (sin huellas de Nisman en el arma ni restos de pólvora en el cuerpo de Nisman). El día de ayer, volvió Antonio "Jaime" Stiuso a declarar, ahora ante la jueza, la fiscal Fein y los abogados de las partes querellantes. Declaró por más de catorce horas. Involucró a miembros del gobierno nacional, miembros de inteligencia, en la muerte de Nisman. Hizo saber su convicción, que es la de todos los argentinos, de que a Nisman lo mataron por su trabajo de investigación contra el estado argentino.
Pero no sólo, Stiuso hizo saber que ya había declarado esto, meses atrás, ante Fein a solas. Al parecer Fein decidió falsear el acta de declaración de Stiuso y no incluyó esta declaración. Tal vez porque sería difícil hacerla consistente con su certeza sobre el suicidio. La jueza encargada, tras catorce horas de "impactantes" declaraciones (de acuerdo con los abogados querellantes), tomó dos decisiones. Primero, denunciar a la fiscal Fein por no incluir la declaración de Stiuso hace meses. Segundo, declararse incompetente y pasar la causa al foro federal. Hay una buena, simple y suficiente razón. Nisman era funcionario federal. No se suicidó. Lo asesinaron.
El atentado contra la AMIA es una muestra más de que en todos lados se cuecen habas. Un acto brutal y explícito contra la población civil de un estado que encubre el atentado y luego encubre su encubrimiento del atentado, para pasar después a negociar con los terroristas y asesinar al parlanchin al que se le ocurrió denunciar el encubrimiento del encubrimiento del encubrimiento, cuyo asesinato también fue (y sigue siendo) encubierto.
Acá en México seguimos encubriendo a los que día con día desaparecen personas. En todos lados se cuecen habas.
En 2012 dos de los acusados salieron a la luz pública como candidatos presidenciales de Irán. Nadie los detiene. En 2013 el estado argentino, encabezado por Cristina F. de K., firma un acuerdo con Irán. La investigación de encubrimiento continua. Hacia 2015, tras once años de investigación, Nisman decide presentar una denuncia por encubrimiento contra altos miembros del estado argentino, entre ellos la cabeza del estado. Se conoce la noticia de la denuncia de Nisman los primeros días de enero. Se le cita a declaración ante el congreso la semana del 19 al 23 de enero de 2015. El 18 de enero amanece asesinado en el baño de su casa.
Comienza la investigación de la muerte de Nisman. El estado se encarga de destruir la imagen del fiscal. Se habla de lavado de dinero, evasión fiscal y otras glorias. No se habla del encubrimiento del estado. Tampoco se habla mucho del mal manejo de la escena del crimen. La fiscal encargada del asesinato de Nisman, Viviana Fein, está convencida de que Nisman se suicidó. La causa no toma otro camino. Antonio "Jaime" Stiuso, jefe de la agencia de inteligencia y espionaje de la Argentina hasta diciembre de 2014, declara ante la fiscal Fein a solas, nunca ante periodistas. Poco tiempo después se "auto" exilia en Estados Unidos por temor a que él o su familia sean asesinados. La fiscal sale a decir que Stiuso no dijo nada, sólo que no contestó las llamadas de Nisman días antes de su muerte.
Desde esa declaración a la fecha pasaron muchas cosas en la Argentina. Cristina y su grupo político salieron del gobierno. La jueza encargada de la causa de Nisman decidió al fin quitarle la causa a la fiscal Fein, quien seguía creyendo en el suicidio (sin huellas de Nisman en el arma ni restos de pólvora en el cuerpo de Nisman). El día de ayer, volvió Antonio "Jaime" Stiuso a declarar, ahora ante la jueza, la fiscal Fein y los abogados de las partes querellantes. Declaró por más de catorce horas. Involucró a miembros del gobierno nacional, miembros de inteligencia, en la muerte de Nisman. Hizo saber su convicción, que es la de todos los argentinos, de que a Nisman lo mataron por su trabajo de investigación contra el estado argentino.
Pero no sólo, Stiuso hizo saber que ya había declarado esto, meses atrás, ante Fein a solas. Al parecer Fein decidió falsear el acta de declaración de Stiuso y no incluyó esta declaración. Tal vez porque sería difícil hacerla consistente con su certeza sobre el suicidio. La jueza encargada, tras catorce horas de "impactantes" declaraciones (de acuerdo con los abogados querellantes), tomó dos decisiones. Primero, denunciar a la fiscal Fein por no incluir la declaración de Stiuso hace meses. Segundo, declararse incompetente y pasar la causa al foro federal. Hay una buena, simple y suficiente razón. Nisman era funcionario federal. No se suicidó. Lo asesinaron.
El atentado contra la AMIA es una muestra más de que en todos lados se cuecen habas. Un acto brutal y explícito contra la población civil de un estado que encubre el atentado y luego encubre su encubrimiento del atentado, para pasar después a negociar con los terroristas y asesinar al parlanchin al que se le ocurrió denunciar el encubrimiento del encubrimiento del encubrimiento, cuyo asesinato también fue (y sigue siendo) encubierto.
Acá en México seguimos encubriendo a los que día con día desaparecen personas. En todos lados se cuecen habas.
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