Hoy Florencia me enseñó con toda claridad por qué las exigencias filosóficas puramente teóricas, desapegadas de cualquier interés práctico, son absolutamente inanes. Aquí mi manera de exponer la lección.
En sus Tropos Agripa nos ofrece el siguiente trilema:
1) Toda creencia tiene o no justificación.
2) Si no la tiene es inaceptable.
3) Si la tiene la justificación misma tiene o no justificación.
4) Si no la tiene es inaceptable, volviendo inaceptable a la creencia original.
5) Si la tiene, esa segunda justificación tiene o no justificación.
6) Si no la tiene es inaceptable.
7) Si la tiene puede ser o bien que haya una tercera justificación o bien que se justifique en una justificación anterior o en la creencia original.
8) Si hay una tercera justificación, caemos en un regreso al infinito.
9) Si se justifica en una justificación anterior o en la creencia original, caemos en un razonamiento circular.
Conclusión: Nuestras creencias necesariamente son:
Opción 1: inaceptables, por carecer de justificación;
Opción 2: inaceptables, por dar lugar a un regreso al infinito; o bien
Opción 3: inaceptables, por incurrir en un razonamiento circular.
Pase lo que pase, nuestras creencias son necesariamente inaceptables.
Más allá de cómo debamos entender el trilema, es claro que podemos plantear el siguiente contratrilema.
1) Toda exigencia de dar una justificación es una petición que tiene o no justificación.
2) Si no la tiene es una exigencia inaceptable.
3) Si la tiene la justificación misma de la exigencia tiene o no justificación.
4) Si no la tiene es inaceptable, volviendo inaceptable a la exigencia original de dar justificación.
5) Si la tiene, esa segunda justificación tiene o no justificación.
6) Si no la tiene es inaceptable.
7)
Si la tiene puede ser o bien que haya una tercera justificación o bien
que se justifique en una justificación anterior o en la exigencia
original de dar justificación.
8) Si hay una tercera justificación, caemos en un regreso al infinito.
9) Si se justifica en una justificación anterior o en la exigencia original de dar justificación, caemos en un razonamiento circular.
Conclusión: Nuestras exigencias de dar justificaciones necesariamente son:
Opción 1: inaceptables, por carecer de justificación;
Opción 2: inaceptables, por dar lugar a un regreso al infinito; o bien
Opción 3: inaceptables, por incurrir en un razonamiento circular.
Pase lo que pase, nuestras exigencias de dar justificaciones son inaceptables.
Moraleja: ni las justificaciones ni las exigencias de dar justificaciones, tienen sentido por sí mismas. Lo mismo sucede con los argumentos, las razones, las pruebas y las teorías. Si no tenemos en claro cuál es el interés práctico que buscamos, todos nuestros argumentos, objeciones, razones y explicaciones serán inútiles.
Ni en filosofía, ni en ética, ni en política, ni en derecho hay nada que se sostenga con independencia de algún interés práctico. El desinterés, la objetividad, la imparcialidad y la neutralidad no son sino máscaras al servicio del autoengaño.