Hoy llegaron a la puerta de mi casa a plantear una pregunta que me consume...
"¿Quién cree usted que controla el mundo espiritual? ¿Dios? ¿El ser humano? o ¿Alguna fuerza desconocida?"
Confieso que hasta el día de hoy no me había planteado esta pregunta de manera tan clara. Por suerte Max y Lila reconocieron la incertidumbre de la pregunta a la distancia y me alertaron. Así que no caí por completo en el abismo de la ignorancia plena. Le di vueltas. Confesé no estar interesado en la pregunta. Y ahora que que la pregunta se fue de la misma manera en que llegó, me pregunto:
¿Quién controla el mundo espiritual? ¿El miedo a no ser quien se cree que es? ¿El egoísmo? ¿El narcicismo? ¿La necesidad de control? ¿La insensibilidad ante los demás? ¿La fobia? ¿La furia? ¿La arrogancia? ¿El pavor que hay detrás de reconocer que no se es quien se cree ser? Todas estas son fuerzas desconocidas porque no las queremos conocer.
La fuerza que controla nuestro mundo anímico no es tan desconocida. Es la necesidad de escondernos de nosotros mismos, y claramente de los demás, a como de lugar.