La noticia salió estruendosa en los titulares: "Completarán en 2007 borrador de mapa genoma de mexicanos". Mi empedernido escepticismo me obligó a leer la nota. ¿Acaso podrá ser que en México se ha logrado lo que en ningún otro lugar ni momento de la historia? ¿Acaso han logrado los científicos que cuentan con certificados de nacimiento "mexicanos", con aguilita y todo, encontrar la identidad nacional en un gen? La fuerza esencialista del asunto me obligó a tomar cartas en el asunto. Me puse pues a leer la nota. En El Universal se lee:
"Para la investigación se analizan 100 muestras de sangre, de un total de 200, obtenidas de individuos de tres generaciones, de ambos sexos y provenientes de seis regiones del país."
La fiebre metafísica generada por el título comienza a calmarse con el antiestamínico de la evidencia. Encontrar el mapa genético mexicano es simplemente encontrar el mapa genético de cien personas (según el "survey ontológico" más reciente hay más de 110 millones de entes humanos mexicanos en el universo), provenientes de seis regiones (según el "survey multikulti" más reciente hay más de 64 lenguajes "mexicanos" con una o más "regiones" de cada uno, el DF por sí sólo tiene más de 16 regiones).
Hay dos opciones pues:
(1) Llenarse de esencialismo y esperar que esa muestra del 0.0001% de la ontología mexicana tenga la campanuda y metafísica fortuna de mostrar que hay tal cosa como una propiedad metafísica compartida por todos aquellos que portan documentos con aguilita cactácea come serpientes.
(2) Dejar las febriles ilusiones y tomar las cosas como son: no se muestra la esencia "mexicana" se muestran los genes de cien personas de seis cuadras distintas con papelitos y aguilitas distintas.
Tomar la primer opción no sólo es febril sino también inmoral, ilegal e ignorante. Implica, entre otras cosas, la existencia de una propiedad biológica mexicana, razón suficiente para justificar diferencias en juicios y tratos. Una manera, en pocas palabras, de justificar el estereotipo y la discriminación nacionalistas.
Implica también la existencia de un criterio biológico de ciudadanización. Nadie podrá, una vez que contemos con el mapa genómico mexicano, "naturalizarse" o "nacionalizarse" mexicano si no cuenta con la propiedad biológica señalada. Millones de nacionalizados ahora serían ilegalmente "mexicanos" o el criterio biológico se volvería ilegal para determinar la mexicaneidad.
Finalmente, por si fuera poco, presupone una visión de cartón de la ciencia y de la biología en particular. Presupone, por ejemplo que los seres vivos no cambian de acuerdo al medio ambiente (es decir están medio muertos). Se dice, por ejemplo, que "En la primavera de 2007 México tendrá listo el borrador del mapa del genoma de los mestizos mexicanos, lo que permitirá identificar los genes que predisponen a enfermedades comunes como el cáncer y la diabetes, informó hoy la Secretaría de Salud (SS)."
Y bueno, se supone también que los "mestizos" son los mexicanos. Pero ¿quiénes son los mestizos? Dejemos estas preocupaciones para otros domingos más grises y aburridos, quizás más entrado el invierno. Aceptemos el presupuesto metafísico mestizo. ¿Habremos de aceptar que los mestizos de aquí son iguales a los de allá? ¿O sea que la diferencia de regiones no marca diferencia alguna? Pero entonces, ¿en dónde quedó la Biología?
Pongamos por caso el de un muestra de sangre de un adulto con certificado de aguilita, cacto y serpiente, que vive cerca dela selva, en el territorio vecino a Guatemala, con necesidades y creencias propias de su medio. Por otra parte, tendremos la muestra de otro adulto que vive en el desierto de Sonora, cerca de Arizona. La pregunta surge con naturalidad: ¿entré qué muestras cabe más esperar similitudes, entre los seres vivos que viven en el mismo (o extremadamente similar) medio ambiente, entre Sonora y Arizona, o entre Chiapas y Guatemala, o entre los adultos de certificado con aguilita, cactus y serpiente que viven en ambientes extremadamente distintos, uno en el desierto y otro en la selva? La respuesta es tan obvia que duele escirbirla.
Conclusión: creer que una muestra del 0.0001% de la ontología total mostrará las similitudes necesarias para determinar el mapa genético mexicano, siendo negligente a las diferencias de medio ambiente, es simplemente no entender o no saber qué es un ser vivo ni como funciona la investigación en Biología.
Habremos pues de olvidar el primer camino. Tomemos el segundo, menos febril, menos dañino, más sensato. Ante titulares tan impactantes, cuando se anuncie la biologización de las naciones, cabe levantar los hombros y reir. Después de todo han pasado ya más de doscientos años desde la ilustración y la revolución francesa y aún seguimos creyendo que Dios existe y qu el espíritu santo habla por bluetooth a los cardenales en la Sixtina para decirles quien ha de ser el Papa.
Paciencia pues, paciencia que la ética doxástica es una terapia lenta y concienzuda que puede tomar incluso siglos de nuestra historia.