Monday, April 10, 2017

Recordar

Recordar cuánto se ha hecho en la propia vida, para vivirla con calma, con pausa. Recordar cuántas líneas se ha escrito, cuántas palabras útiles (e inútiles), para no escribir de más, a menos que sea necesario. Recordar cuántas razones ha esgrimido, cuántas ignorado, cuántas olvidado, para no discutir sin sentido, a menos que resulte indispensable. Recordar cuántas ideas ha tenido, cuántas ha alimentado, cuántas más ha soslayado, cuántas simplemente no ha entendido, para no pensar más que lo conveniente, a menos que resulte inconveniente. Recordar hasta reconocer los límites necesarios, indispensables, útiles y convenientes de los pasos, las palabras, las razones, los argumentos, las ideas.  Seguir en este tono hasta envejecer un tanto más, hasta ganar la aceptación requerida para que caminar de más no resulte indispensable, para que la escritura sobrada no sea nunca necesaria, para que las razones dispensables no sean nunca indispensables, para que las ideas inconvenientes no sean más las convenientes.

Recordar para detenerse un poco. Detenerse para no caminar de más.