Monday, February 17, 2014

Doxología egocéntrica

Llevo algo así como cuatro meses comprando de vez en cuando, dos o tres veces por semana, el diario El País. Necesito papel periódico para recoger las heces de Max y Lila y el papel con el que se imprime este diario es de mejor calidad que aquél con el que se imprimen otros diarios del mismo precio y tamaño, como La Jornada.

Alguna que otra de esas ocasiones en las que compro El País me siento a leerlo. La experiencia resultante es peculiar. Se trata de un diario en el que, al parecer, abundan más los escritores  que los periodistas y reporteros. Sin importar cuál sea el tema de la nota, prácticamente todo lo reportado está escrito con un lenguaje literario, destinado más a entretener con la forma y menos a informar con el contenido.

Todo empeora cuando uno se pone a leer a sus columnistas o, mejor dicho, al ejército de escritores (no reporteros) que además de no saber (ni querer) reportar gustan de hablar de si mismos: Caparrós, Marías, Grandes, Savater, Krauze e incluso jóvenes tan jóvenes como Luiselli y Roncagliolo.

Supongo que es natural esperar que si un nivel, el del reportaje, se ve reducido a la narrativa  que expresa la opinión personal de manera literaria, el otro nivel, el de quienes buscan afectar la opinión de los lectores, también se ve reducido a la narrativa que cuenta meramente lo que pasa en la vida ordinaria de dichos doxólogos.

Llevo cuatro meses confirmando que los doxólogos de El País tienen muchas opiniones, ninguna de las cuales buscan sustentar con algo más que adornos literarios (si acaso hay visos de una insipiente investigación en wikipedia) ni mucho menos defender con el fin de convencer al lector. No. La columna contemporánea se satisface con ser una ventana simple, sin razones, que toca siempre la vida personal del que escribe so pretexto de discutir un tema central como la penalización del aborto, el sexismo, el año Cortázar o cualquier otro. En realidad no importa el tema, siempre escriben sobre lo mismo: sí mismos.

Adiós a la doxología argumental. Bienvenida la doxología egocéntrica.