Hace tiempo escribí algo sobre el proyecto “Genoma Mexicano”. Mi texto era crítico de la idea misma de tal proyecto. Hoy recibí un comentario poco cooperativo y (naturalmente) anónimo. “Jovencito, deje trabajar a quienes se preocupan por arreglar la casa.” Quien lo escribió parece opinar que quienes persiguen el proyecto se preocupan por una buena causa y que dicha causa tiene que ver con algo en común (la casa).
En mi opinión la idea que subyace al proyecto es racista y la opinión anónima (nada sustentada) que recibí también. He aquí mis razones.
O bien el proyecto abarca todas y cada una de las combinaciones genéticas que todos y cada uno de los legalmente mexicanos tienen, o bien no lo hace. Para hacerlo tiene que incluir no sólo a quienes de hecho son mexicanos, sino también a quienes lo serán. Si, por ejemplo, un ser humano nacido en Africa Central y de padres nativos adquiere la nacionalidad mexicana el día de mañana, entonces el proyecto “Genoma Mexicano” habrá de abarcar también su carga genética. Si el proyecto tienes estos alcances (científicamente extraños) entonces merecerá elnombre.
Pero dudo que los tenga. El proyecto no está analizando (ni analizará) todas las posibles combinaciones genéticas que los legalmente mexicanos presentan y pueden presentar. El problema entonces es que, si el proyecto no tiene esos alcances, entonces o bien no merece el nombre o bien es tan sólo una versión modernizada del racismo Nazi. Recordemos que los nazis también distinguían a partir de cargas genéticas, o al menos suponían hacerlo.
Suponer que el proyecto merece el nombre es suponer que podemos distinguir a los ciudadanos de un país a partir de su carga genética. Es suponer que la propiedad política de ‘ser mexicano’ tiene algo que ver con las propiedades genéticas de los individuos. Mejor forma de concretar un nacionalismo, o racismo, no encuentro. De otra manera no entiendo de que sirve llamar ‘mexicano’ al genoma.
Lo anterior me hace pensar que una idea sumamente estúpida subyace al proyecto. Muy probablemente le llamaron ‘mexicano’ simplemente por motivaciones políticas o mercadológicas; motivaciones muy comunes en esa parte del mundo (y también muy estúpidas). Por las mismas razones creo que el comentario anónimo que recibí también es sumamente estúpido. No sólo presupone lo anterior, sino también que hay algo común a todos los mexicanos que la biología genética puede proteger: lo que el autor llama ‘la casa’. O sea que la idiotez es doble. La propiedad política tiene bases genéticas y las propiedades genéticas tienen bases políticas.
¿Qué resultará de creencias y deseos tan idiotas?