Estoy leyendo el libro de Corripio. Resulta que es un libro de fuerzas gravitacionales en planos semánticos. Es decir, un libro de ideas afines. Aristóteles dice que una vez que una idea comienza a dar vueltas en la cabeza adquiere un momentum propio, de manera que la idea sigue y sigue dando vueltas sin control. Algo similar pasa con las ideas afines. Una empuja a la otra, como en un juego de pool. El problema es que, si no ponemos muchos límites, guardando algunas bolas de billar en las buchacas, cualquier idea nos lleva a cualquier otra. Lo cual resulta en una gran locura e incomprensión. Tanto que hemos creado una clasificación especial para los libros que se dejan llevar por esta inercia. El de Corripio es de ideas afines, otros se llaman ‘Diccionarios’ y otros más ‘Lexicógrafos’ y ‘Tesoros’. Todos, no obstante, son la misma novela, sobre el mismo pueblo, desde montañas distintas.
No por nada decía Hume que la sinonímia, o la causalidad entre una y otra idea, es tan inexplicable como la gravitación en la mecánica de Newton.