Vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi Padre, un tal Pedro Páramo.
Y de ahí en adelante todos vamos y venimos de Comala. Hijos todos de un tal Pedro o Juan, incapaces de distinguirnos de él, incapaces de reconocernos; todos buscando un padre en la escritura, un personaje que se escribe a sí mismo al escribir de él. Y seguimos todos comenzando...
Nos han dado esta tierra saturada de vacío, tan llena de sí misma que no se cabe más. Esta tierra de letras que se consigue cuando se pierde, que se acerca cuando se deja ir. Y seguimos buscando el comienzo que no vamos a encontrar.