El diario nos dice que no tendremos agua por cuatro días. El termómetro señala más de veinte, pero el viento exige protección. El dólar sube hasta la nubes. Le falta subir más para salir de la atmósfera. La inflación no pasó del 2%. El petróleo sigue por debajo de los 40 USD. Cae la nieve en Nueva York como si fuera Ann Arbor. Los que no se alarman salen a esquiar. Ahorrarán algunos dólares. El virus Zika se apodera de la imaginación de millones, gracias fundamentalmente a la paranoia, la comunicación instantánea global y la necesidad de atención de todo ser humano decente. Siguen muriendo miles para escapar de alguna guerra. Otros cientos se dejan el pellejo en alguna guerra. Cientos más mueren en accidentes por aquí y por allá. Otros más sueñan con tener una muerte heróica para pasar a ser lo que no son y dejar de ser lo que no quieren aceptar que son. En Argentina se vive una tragicomedia de conspiraciones y contraconspiraciones de complejidad superior. En México se vive una tragedia de humor negro picante y necrófilo, con el mejor sazón y la menor preocupación por los miles que mueren en un juego teatral en donde lucran bancos, policía, gobernantes, vecinos, campesinos y hasta vedettes. Le llamamos "narco", por un afán de síntesis.
Es difícil saber qué de todo esto nos importa. Más fácil moverse con la inercia de la repetición.